Capitulo 118

Isaura rogó, imploró, pidió piedad a doña Malvina y hasta a su padre para que no la obliguen a casarse aduciendo que Leoncio y la señorita Blanca la habían engañado con lo de las cartas falsas y el anuncio en el diario. Malvina fue muy terminante: o se casaba con Belchior o volvía a ser esclava de su marido...y que ni soñara que iba a salvarla de los asedios y caprichos de Leoncio.
Arrasada y con la secreta esperanza de que Álvaro la rescatara de ese suplicio, Isaura partió rumbo a la iglesia. La cara de satisfacción de Leoncio es imposible de describir.
Belchior ya no soporta la ansiedad y los nervios. Todos los invitados han llegado. Henrique acompañado de Flor de Liz no pudo contener las lágrimas, ni siquiera para pelear una vez más con su padre el Cnel Sebastián que a su vez le hizo un desprecio a doña Serafina ya que no quiso sentarse a su lado.
A duras penas se bajó Isaura de la carreta. Leoncio y Malvina entraron a la iglesia. Belchior quedó radiante al divisar a Isaura a lo lejos. Y en el preciso instante en el que Isaura iba a entrar, aparece Álvaro a todo galope y se lleva a Isaura de allí para felicidad de Geraldo.
Álvaro e Isaura huyeron a todo galope, felices, de la mano dejando a trás aquella pesadilla de tener que casarse a la fuerza.
Los minutos pasaban y la novia no entraba. Belchior ya se dio cuenta que algo malo había sucedido y empezó a llorisquear. Leoncio salió a ver que pasaba y se encontró con Geraldo adivinando inmediatamente que Isaura había huido con el joven pauliasta. No obstante, Miguel le dijo que su hija huyó a la hacienda y hasta allí se fue el crápula.
Rosa se consoló imaginando la boda de Isaura deseandole mil maldades.
Leoncio buscó a Chico y dio órdenes para que los capataces se dispersaran por distintos puntos de la región. Belchior quedó sumido en la más profunda tristeza pensando en las bromas que le iban a gastar en el burdel.
Malvina volvió a la hacienda y allí estaba Geraldo de nuevo, recitándole poemas de amor, declarándose. Malvina agradeció mucho su afecto pero le puso en claro que solo la muerte iba a separarla de su esposo.

En los adelantos, Álvaro e Isaura están en un descampado, besándose...prodígandose mil caricias